“Mediante el dermatoscopio podemos determinar con precisión el tipo de lunar y aplicar el tratamiento adecuado para y tu caso"
Los nevus melanocíticos son popularmente conocidos como lunares; son lesiones benignas muy frecuentes en la población en general. Están conformados por agrupaciones de células névicas cargadas de melanina (pigmento que da el color oscuro a la piel).
Diagnóstico
Los recursos diagnósticos que son empleados contemplan:
Autoexploración de lunares, observar cambios en color, tamaño o crecimiento.
Exploración anual o semestral por especialista.
Estudio mediante dermatoscopio. Es un instrumento utilizado por los dermatólogos que sirve para obtener una imagen ampliada y más clara del lunar. Permite el aumento de 10 a 400 veces del nevus, indicando si se trata de una lesión benigna o no de acuerdo a las características clínicas observadas por el especialista.
Control fotográfico digitalizado. Se usa en pacientes con riesgo elevado de transformación a melanoma. Mediante esta tecnología, no sólo se puede observar la superficie de la piel, sino también capas más profundas que mediante la dermatoscopia no se pueden detectar.
Clasificación y clínica
Se clasifican de acuerdo a la localización de las células en las capas de la piel así:
Nevus melanocítico de unión: Se localiza justo en la unión entre la primera y la segunda capa de la piel (dermis y epidermis). Son nevus pequeños (1mm a 1 cm), redondos u ovalados, planos, mínimamente elevados. El color varía desde marrón claro hasta negro.
Nevus melanocítico intraepidermico: Como su nombre lo indica, se localiza en la segunda capa de la piel (epidermis). Son elevados, de superficie lisa o papilomatosa, duros al tacto, elásticos, de color claro o del color de la piel, casi siempre con folículos pilosos (pelos) en su superficie.
Nevus melanocítico compuesto: Se localiza en las dos ubicaciones anteriores; es decir, en la unión dermoepidérmica y en la dermis. Son elevados, redondos de bordes bien delimitados de color marrón claro.